La violencia no cesa en Francia, donde se han registrado protestas violentas por la muerte de un joven a manos de la policía el pasado 27 de septiembre.
Según el balance del Ministerio del Interior, al menos 1.311 personas fueron detenidas y 79 policías resultaron heridos en la cuarta noche consecutiva de disturbios, que afectaron a varias ciudades del país.
Aunque las autoridades consideran que los incidentes fueron menos graves que en las noches anteriores, se produjeron actos de vandalismo, saqueos y enfrentamientos con las fuerzas del orden.
La región de París fue la más tranquila, pero hubo focos de violencia en zonas periféricas como Seine-Saint-Denis y Nanterre, donde falleció el joven Nahel M. tras una persecución policial.
Otras ciudades como Marsella, Grenoble y Lyon también vivieron momentos de tensión, con comercios asaltados y vehículos incendiados.
En una noche, se estima que alrededor de 1.350 vehículos fueron incendiados y 234 edificios sufrieron daños, lo que representa aproximadamente la mitad de los incidentes ocurridos en la noche anterior. A pesar de que el Gobierno francés desplegó un dispositivo de seguridad reforzado con 45.000 policías y blindados ligeros de la Gendarmería, la violencia persiste.
La situación se agravó cuando Nahel, un joven de 17 años y de ascendencia árabe, fue mortalmente herido por un policía durante un control policial en Nanterre. Las imágenes grabadas por testigos desencadenaron una fuerte indignación en todo el país y llevaron a disturbios en barrios populares y en el área metropolitana de París.
En medio de la tensión, la familia de Nahel ha solicitado privacidad y discreción en el funeral del joven y ha pedido a los periodistas que no asistan. Con información de EFE.