Luego de 212 años de la firma del acta de la Declaración de la Independencia, hemos retrocedido y corresponde, con Maduro, firmar una nueva acta, la de la dependencia de todo, a tal punto que académicamente hemos dado marcha atrás, equivalente a 273 años, es decir, importar maestros para que enseñen a nuestra gente.
La verdad es que ha ido acabando con todo, hasta con la emancipación del hombre, con la cobertura del género. Las revoluciones son para avanzar, no para retroceder, lo que ha hecho Maduro es imperdonable. Quién, de ahora en adelante, puede pasearse por gobierno tan malo como el actual en Venezuela, aduciendo ser socialista, revolucionario.
Indudable, no acaba con la tesis, pero será cuesta arriba, luego de la derrota del 2024 que le propinarán, lograr un proceso como el que se aspiraba, donde reinara la igualdad, la equidad y la justicia social. Lo que incorporó este amigo obrero presidente, fue el peor salvajismo contra la clase trabajadora, la desigualdad nunca vista, la inequidad y por si fuera poco la injusticia de la injusticia. Dios Santo, que tan mal nos portamos para recibir tan intenso castigo.
Es la realidad, esperando que el nuevo gobierno que se instalará el 05 de enero 2025, no incorpore la retaliación como centro o eje de su política, sino que se centre en la meritocracia, en credenciales, antigüedad; en el caso del sistema educativo, se respete el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente, tal y como se hacía antes que Aristóbulo Istúriz acabara con tan importante instrumento, para la calidad educativa. La brasa la verdad que arde si no te gusta échale agua.
Profesor Carmelo Narvaez.