La riqueza natural del Arco Minero del Orinoco (AMO), situado al sur de Venezuela, se encuentra en peligro. La extracción desenfrenada y sin control de oro en esta franja ha desencadenado un ecocidio sin precedentes. Pero más allá de la degradación ambiental, este desastre viene acompañado de una crisis humana.
Grupos criminales, que han tomado control de esta lucrativa actividad, están perpetrando graves violaciones a los derechos humanos en la región. La avaricia y el deseo de dominar el lucrativo negocio del oro han ensombrecido la majestuosidad del Arco Minero del Orinoco, llevando consigo no solo la destrucción de la biodiversidad sino también la paz y seguridad de sus habitantes.
La comunidad internacional debe ser consciente de la gravedad de esta situación. Es imperativo que se tomen medidas para salvaguardar el patrimonio natural y humano de esta región antes de que sea demasiado tarde.